LA OBJETIVIDAD EN EL PERIODISMO
La objetividad en el periodismo
El periodista
tiene razones suficientes para responder que la OBJETIVIDAD que reclaman los
Códigos de Ética no es posible porque es una "pretensión
desmedida"" Emite varios conceptos de objetividad tomados de varios Códigos
de Ética y concluye que las posiciones subjetivas impiden la objetividad.
Recuerda las normas del lenguaje periodístico: neutro, con citas de fuentes,
datos, testigos, descripción de los hechos y demás datos que sugieran
objetividad."
De hecho
algunas partes de las mismas son ciertas, pero otras evidentemente, si
analizamos un poco el mismo texto, están deformadas de manera que hagan más
daño en la conciencia de los lectores, que darnos datos, hechos y apreciaciones
objetivas. Es decir, pecan de un
subjetivismo intencionado. Y no es que defienda o no al actual gobierno, sino
que a mi parecer dicho medio se ha convertido en uno de opinión.
Se entiende
perfectamente que los medios de comunicación en manos privadas deban defender sus
intereses mercantiles, pero hasta cierto punto, pues al momento en que se
convierten en defensores de una línea ideológico-política, pierden
absolutamente la objetividad informativa, y se convierten en instrumentos
oficiosos contrarios a las que la adversan. Y el daño que hacen en la
población, manipulando la conciencia de los ciudadanos, lleva a consecuencias
sociales a veces nefastas.
Por ello es
más honesto partir de la base que nadie es neutral y no seguir alimentando el
mito que un periodista, o el periodismo en general, los medios de comunicación
en general, son neutros. Otra cosa son los artículos de opinión que, como si
mismo título lo dice, se refieren a opiniones de quien los escribe, y por ende
son subjetivos.
Sin embargo,
otros creen que la objetividad no es imposible en el periodismo moderno, pero
sí requiere un intento sistemático de proporcionar un reportaje imparcial. De
todas formas, la objetividad es como un faro en el mar o la estrella polar, que
tiene la función de indicar a los barcos que sigan navegando en un camino correcto.
Mientras el
cine y la literatura tratan de representar acciones humanas construyendo ficciones, el periodismo intenta
dar a conocer acontecimientos que han ocurrido realmente, con referencia a un
mundo exterior al que debe ajustarse.
Como se sabe,
la noticia es un reflejo de la sociedad, es decir, presenta a la sociedad un
espejo de sus asuntos e intereses. Tal vez la noticia puede considerarse como
una ventana abierta al mundo, nos dice qué queremos saber, qué necesitamos
saber y qué deberíamos saber. Sin embargo, como todo marco que delinea un
mundo, el marco de la noticia puede considerarse problemático. La visión a
través de una ventana depende de si la ventana es grande o pequeña, si tiene
muchos o pocos cristales, si el vidrio es opaco o claro, si la ventana da a la
calle o a un patio. La escena que se observa depende también de donde está uno,
lejos o cerca, alargando el cuello hacia un costado o mirando recto hacia
adelante, con los ojos paralelos a la pared en la que está colocada la ventana.
Por tanto, es importante cómo trabajen los periodistas.
La objetividad
de la información es una
exigencia moral de honestidad in telectual en la tarea profesional de los periodistas. La
actualidad es una propiedad fundamental de las noticias, y esta proximidad a
los hechos supone una fuente de errores de perspectiva que nunca podrá cegarse
totalmente. El periodista lo tiene que saber y no puede, por tanto,
precipitarse a hacer afirmaciones tajantes y definitivas.
La objetividad
requiere exactitud en la descripción, no perspicacia interpretativa. Las maneras que tienen los periodistas de ver
este mundo están influidas por el comercialismo, las tecnologías y las
tendencias políticas de sus periódicos o cadenas televisivas. Los periodistas
reconocen que un reportaje puede estar mal construido, incluso cometer errores,
deformar verdades, y malinterpretar lo que dicen otros. Los periodistas admiten
que hay dos tipos de prejuicios que pueden influir en su trabajo: valores o
preferencias personales, y compromisos ideológicos.
La defensa de
los reportajes objetivos es la de que estos previenen, o al menos minimizan,
los prejuicios políticos y distorsiones en las noticias. Los estándares del periodismo
objetivo exigen que el periodista profesional desempeñe el papel político de un
adversario neutral; es decir, que examine ambos lados de un tema y realice un
reportaje imparcial.
Durante los
años sesenta y setenta, el nuevo estilo periodístico enfrentó un desafío al
problema de la objetividad, considerada como una meta imposible de alcanzar.
Pero a veces se olvida que la objetividad es simplemente un método y un estilo
de presentar información y se puede resumir en dos características principales:
separar la verdad de la opinión; y luchar por la justicia y el equilibrio,
dando a ambos lados una oportunidad de ofrecer la total información al público.
La objetividad no es imposible en el periodismo moderno, pero sí requiere un
intento sistemático de proporcionar un reportaje imparcial.
Al mismo
tiempo, la objetividad también plantea un aspecto técnico, que la convierte en
un hecho social intrínseco y cuantificable. Este aspecto ha sido denominado por
algunos sociólogos norteamericanos como la no-intencionalidad del mensaje
informativo.
La
no-intencionalidad es una disposición psicológica del periodista, que existe
cuando los mensajes no resultan incitativos, ni provocadores de respuestas
concretas, ni agresivos, ni están cargados de intereses y propósitos
previamente concebidos. Dirá posteriormente que el enemigo de la información no
radica en la interpretación, sino en las interpretaciones fragmentarias.
Comprendemos
con este planteamiento que es más eficaz ofrecerle al receptor el dilema (los
datos que apuntan en direcciones distintas), que elegir con cierto riesgo de
fracaso una sola dirección por razones no muy sólidas. Es decir, debemos dar al
receptor los hechos sobre los cuales se basa la interpretación, con el fin de
que cada individuo pueda determinar la perspicacia del análisis.
En conclusión
podríamos decir que la subjetividad en el periodismo se trata de los criterios
intuitivos del periodista, que están condicionados por factores subjetivos pero
inevitables: educación, ideología, experiencia profesional, formación cultural,
etc. Es importante recordar que lo importante es la ética del periodista, que
supone que cuando valore las noticias lo haga con absoluta honradez, convencido
de que elige lo que de verdad es más importante para hacerlo llegar a los
lectores. De lo contrario se produciría lo que conocemos como manipulación o
adulteración informativa.
¿Hasta que punto es posible la objetividad en periodismo?
La objetividad
entendida como versión periodística que coincide exactamente con la realidad,
nunca es posible porque siempre habrá diferencias entre lo que el ser humano
puede conocer y la realidad.
Los filósofos siempre han visto con claridad
que sólo conocemos las apariencias de la realidad y el periodista ha de saber,
por tanto, que todas sus verdades son incompletas y provisionales.
Cabe esperar
el periodista, en cambio, que sea honesto, es decir, que comunique la totalidad de lo que conoce, que no oculte los
hechos o parte de ellos por interés, miedo o negligencia, que no desfigure los
hechos magnificándolos, reduciéndolos o trivializándolos y que siempre ponga al
servicio de ese conocimiento lo mejor de sí mismo y de los instrumentos que la
profesión le ofrece para investigar y comunicar lo investigado.
En la
práctica, el periodista no se preocupa tanto por la objetividad, como por el
control de su subjetividad y por conocer los hechos de la manera más completa a
pesar de sus imitaciones. Esto supone un intenso empeño profesional para
abarcar tanto el hecho como el proceso dentro del que se da, y la humildad para
reconocer que la del periodista no es una última y definitiva palabra sobre los
hechos.
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